Creatividad en Bachillerato

Creatividad en Bachillerato

¿Es posible trabajar la creatividad en Bachillerato?

Mi respuesta es un sí rotundo. En la ESO y, sobre todo, en 1º o 2º dedicamos más tiempo a desarrollar actividades de tipo creativo con el alumnado. En 3º y 4º aún las seguimos haciendo, aunque en menor medida porque… empieza a pesarnos la «importancia» de «dar» todos los contenidos. Llega Bachillerato y parece que, ahora que los alumnos son más maduros y más capaces y que los hemos entrenado en ser creativos, ya no nos interesa o no nos importa o, si ponemos en una balanza «el temario» y en otra «la creatividad, ya sabemos quién gana de forma rotunda.

Bombilla con cuerpo de robot que está introduciendo su clavija en la toma de corriente y eso está generando que se ilumine.
Imagen libre de derechos tomada de Pixabay.
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Con todo esto no quiero decir que no tengamos que darle importancia a los contenidos que, por supuesto, la tienen, pero es verdad que un contenido teórico que no nos lleve a la práctica, a lo procedimental, a las destrezas, es un contenido venido a menos que podrá ser olvidado al pasar un tiempo, pues ya sabemos cómo funciona la memoria. Sin embargo, aquello que, no solo conocemos téoricamente, sino que hemos llevado a la práctica y hemos experimentado, eso sí que es más difícil de olvidar. Saber frente a saber hacer. El eterno debate.

Por eso yo creo que la creatividad en Bachillerato también debería ser trabajada para reforzar esos contenidos que queremos que nuestras alumnas y alumnos recuerden.

Cómo poner en práctica esa creatividad

Lo primero es que, por cuestiones que no vamos a discutir, el alumnado suele ser algo reacio a las actividades creativas porque «yo no tengo creatividad» dicen y repiten de forma individual y a coro. ¡Mentira!

Quizás no han tenido la oportunidad o el espacio para ser creativos. Tal vez una vez lo fueron y se les dijo que «así no es LA forma de hacerlo» (como si hubiera una única manera). O, a lo mejor, se les pide algo que no se les ofrece. (¿Cómo vamos a demandar creatividad si las tareas que les pedimos no lo son o nosotros mismos no fomentamos en nuestra propia práctica esa creatividad?)

Mesa blanca y diáfana sobre la que hay varias chinchetas de colores, un cuaderno con dos lápices encima y varias gomas de colores con forma piñas.
Imagen libre de derechos tomada de Pixabay
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No es tan complicado, en serio. Solo hay que buscar el modo de que los contenidos, la teoría, no se queden en unos apuntes para memorizar. Yo me pregunto muchas veces ¿cómo puedo hacer para que mis alumnas y alumnos «palpen», «materialicen» lo que han aprendido? No quiero un examen, quiero que sean capaces de poner en práctica los contenidos para que luego los traigan a la memoria más fácilmente.

Un ejemplo puede ser realizar un Visual Thinking sobre el contenido estudiado. Este Visual Thinking tiene una premisas:

  • Solo puede desarrollarse en una carilla de un folio o a lo sumo dos.
  • Tiene que contener los aspectos esenciales del tema.
  • Todos los conceptos deben estar dibujados de forma sencilla.
  • El texto pasa a un segundo plano y si se puede evitar, mejor.

Muchos de mis alumnos y alumnas han estudiado la Selectividad con sus Visual Thinkings.

Poemas hechos al modo cernudiano

Este trimestre he puesto en práctica otra actividad que desarrolla la creatividad en Bachillerato y que les ha ayudado a fijar algunos contenidos: los «poemas hechos al modo cernudiano», título que nos recuerda a los Sonetos fechos al itálico modo del Marqués de Santillana. En esta obra, López de Mendoza (más conocido como Marqués de Santillana) intenta imitar los versos endecasílabos muy de moda en Italia.

Y si Santillana imitó los endecasílabos italianos (mejor o peor hechos, en esas cuestiones no vamos a entrar), ¿por qué mis alumnas y alumnos no imitan a Cernuda y así ponen en práctica ciertos elementos de su poesía?

Dos estudiantes de Bachillerato realizan una tarea creativa, sobre sus pupitres tienen cuadernos, estuches, apuntes y móviles.
Imagen propia. Alumnos de 2º de Bachillerato del curso 21-22. MG y ER.

Y dicho y hecho.

Para los «poemas hechos al modo cernudiano» utilizamos una rúbrica que los iba a guiar en la tarea y que les haría saber también con qué elementos iban a ser evaluados.

Rúbrica de evaluación en la que se especifican los elementos que se vana tener en cuenta en la realización de la tarea: expresión, ortografía, uso del verso libre, tratamiento de temas cernudianos, metáforas, contraste entre el deseo y la realidad, presentación y entrega en fecha. Esta rúbrica ayudará a desarrollar la creatividad en Bachillerato.
Imagen propia. Rúbrica generada con iDoceo.

Cada alumna/o debía componer un poema de, al menos, unos diez versos, que estuviera bien presentado, cuidando la expresión y la ortografía y que «mostrara» estas características de la poesía de Luis Cernuda:

  • Uso del verso libre y/o versículos.
  • Tratamiento de algún tema cernudiano.
  • Empleo de varias metáforas.
  • Muestra del contraste entre el deseo y la realidad.
En la imagen se ve un cuaderno con un borrador de un poema hecho imitando a Luis Cernuda y la mano de la alumna que lo ha compuesto sosteniendo un lápiz. Desarrollando la creatividad en Bachillerato.
Imagen propia. Cuaderno de la alumna ER.

¿No es esta una buena manera de practicar lo aprendido? ¿De hacerlo tangible? ¿De comprenderlo mejor? ¿De fomentar también la creatividad en Bachillerato?

Si quieres leer otra de mis entradas sobre creatividad: http://nuestraspalabrassonmagicas.com/la-creatividad-en-los-tiempos-del-coronavirus/

Y si quieres algunas ideas más, no dejes de leer este post de UNIR: https://www.unir.net/educacion/revista/diez-ideas-para-fomentar-la-creatividad-de-nuestros-alumnos-y-de-paso-la-propia/

Knolling

Knolling

Una experiencia visual y creativa

Dar clases a través de una pantalla es algo difícil de digerir si lo tienes que hacer de un día para otro y nunca lo habías experimentado antes. Y si encima quieres que tus clases y tareas sean entretenidas y motivantes para tus alumnos (porque sabes lo que están viviendo) casi diría que es un deporte de riesgo.

Aun así, si algo tuve claro desde que comenzó la dichosa pandemia que nos confinó en nuestras casas y nos hizo reaprender a vivir y reencontrarnos con nosotros mismos y nuestros seres queridos, es que la creatividad, palabra estrella en mis clases, iba a ser uno de los motores de las propuestas que hiciera a mis alumnos para que siguieran su proceso de aprendizaje de una forma similar a como ya lo hacíamos en el aula y, además, los mantuviera activos, entretenidos y motivados. (También, dicho sea de paso, si las actividades que les proponía eran creativas, les resultaría mucho menos atrayente copiarse unos de otros porque se haría patente la copia)

En fin, que dándole vueltas a actividades diferentes y revisando ideas que tenía guardadas para hacer en un futuro, me topé con el knolling, algo que desde hacía mucho tiempo había querido llevar a la práctica, pero no había tenido la oportunidad de hacerlo ni se me había ocurrido cómo.

knolling
Knolling

¿KNOLLING? MENUDA PALABREJA… ¿EN QUÉ CONSISTE?

El knolling es una técnica fotográfica en la que se realiza una foto de un objeto descompuesto en sus distintas partes, ordenadas y dispuestas de forma especial. Lo característico de esta fotografía es que se hace desde un plano cenital, es decir, desde arriba. Así, si buscamos ejemplos de knolling por las redes, encontramos desde tecnología (aparatos electrónicos descompuestos; distintos modelos de teléfonos…), pasando por herramientas de bricolaje o, incluso, los elementos que alguien lleva en su maleta de viaje (ropa, complementos, libros…). Es decir, con un poco de imaginación, puedes hacer knolling de cualquier temática. Lo que no puedes olvidar nunca es que todos los elementos de la fotografía están organizados y ordenados. Su posición, su postura… todo está medido y estudiado en este tipo de imágenes.

Knolling
Knolling

KNOLLING EN CLASE: IMAGEN, ORALIDAD Y EVALUACIÓN

Me resultó muy atrayente la idea de hacer knolling con mis alumnos, o más bien, la de proponerles que ellos hicieran knolling sobre la asignatura. Pero, claro, que sólo hicieran una fotografía relacionada con la materia de Lengua y Literatura, me parecía demasiado pobre e insulso, así es que decidí ir un poco más allá: no sólo harían una foto, sino que también tendrían que explicarla. Y como era ya casi final de curso, esa actividad nos podría servir para evaluar el curso y hacer un resumen de aquello que les había parecido más interesante, atractivo…

De modo que me encontré con una actividad en la que se trabajaba:

  1. Lo visual y la creatividad, pues debían pensar el asunto de la imagen, los elementos que llevaría, cómo estarían dispuestos, por qué esos y no otros…
  2. La oralidad, ya que deberían explicarme en un audio desde el significado de la foto hasta la elección de objetos y demás. Gracias a @imgende (Ingrid Mosquera, dinamizadora de formación en redes y descubridora de cientos de aplicaciones y recursos muy útiles en el aula) me pareció oportuno que usaran Vocaroo, una plataforma de grabación de audios extremadamente sencilla y con la peculiaridad de que, al tiempo, ese audio se borra y desaparece de la red.
  3. La autoevaluación, puesto que en la foto tenían que plasmar un resumen de lo que había supuesto la asignatura para ellos, destacar lo que más les había gustado o elegir un tema o elemento que tuviera posibilidades a la hora de realizar la fotografía.

Con estar tres premisas ya tenía la actividad montada y sólo quedaba perfilar algunos detalles y presentarla a los alumnos, a ver cómo funcionaba y qué les parecía.

La actividad sería valorada con una rúbrica que creé yo misma y de la que los alumnos dispondrían desde el principio para poder ceñirse a los aspectos más importantes como la entrega a tiempo de la actividad; la calidad de la imagen; la calidad del audio; la duración del audio (entre dos y cuatro minutos); el cuidado en la entonación, fluidez, pronunciación…; la adecuación en la expresión; el contenido y la creatividad.

Rúbrica
Rúbrica

Los audios debían estar estructurados en tres partes: presentación del alumno y de la actividad; desarrollo y explicación de la fotografía; conclusión y despedida.

EL RESULTADO

Knolling
Knolling

Tengo que reconocer que cada vez que propongo una actividad de este tipo a mis alumnos, superan mis expectativas con creces y en esta, no iban a ser menos. Pero, si tuviera que destacar algo de manera especial sería:

  1. La calidad de las fotografías y el interés con el que seleccionaron los elementos de los que se iba a nutrir la imagen y la creatividad de muchas de ellas.
  2. El cuidado en la expresión en los audios: la correcta pronunciación, el ritmo tranquilo, pero sin pausas ni silencios.
Knolling
Knolling

El feedback que recibí del alumnado respecto a esta actividad fue muy positivo, se sintieron libres para crear sus knolling y los correspondientes audios y, además, disfrutaron enormemente planificándolos y haciéndolos. Esto me lleva siempre a una misma conclusión: es necesario potenciar la creatividad en las aulas (físicas o virtuales), ya que el alumnado se implica más en el proceso de aprendizaje, este se convierte en un aprendizaje significativo y se sienten muy motivados y orgullosos de lo que pueden lograr.

Knolling
Knolling

Este artículo fue publicado el 1 de octubre de 2020 en Ineverycrea. Al haber cerrado la página, lo vuelvo a publicar aquí íntegramente, tal cual apareció en ese momento.

¡Sin exámenes!

¡Sin exámenes!

¿Sin exámenes? Así es, yo ya no hago exámenes. Quizás este post no sea del agrado de muchos, no lo pretendo. Ni molestar ni criticar a los que los hacen y creen en ellos. Simplemente a mí ya no me valen y quiero explicar por qué.

El origen

Hace tres cursos, charlando con una amiga que también es profesora, nos cuestionábamos cómo evaluar a los alumnos en Bachillerato, puesto que sólo con una o dos pruebas… no podíamos comprobar verdaderamente si un alumno había aprendido. Mi amiga estaba experimentando y yo decidí probar también. Así es que, en el curso 17-18, en la tercera evaluación, con un grupo de 1º de Bachillerato me lancé a evaluar sin exámenes.

¿Sabéis la primera conclusión a la que llegué? Que valorando todo el trabajo que hacían los alumnos y dosificándolo a lo largo del trimestre suspendieron los mismos que en las evaluaciones anteriores no habían hecho nada. Y que el alumnado trabajador que pinchaba en los exámenes, de este modo tenía una oportunidad de oro para sacar la materia adelante.

También tengo que decir que, por contra de lo que piensen algunos, evaluar sin exámenes conlleva muchísimo más trabajo que hacerlo con ellos: hay que pensar más las actividades y elaborarlas mejor, hacer plantillas y rúbricas de corrección…

Exámenes
Imagen libre de derechos tomada de Pixabay.

En el curso siguiente…

Con la buena experiencia del curso anterior decidí que no haría exámenes en ningún nivel. Y ese año tendría dos 2º de Bachillerato. ¡Qué osada! Reconozco que dudé mucho tiempo de si debía hacerlo o no. Al final, sólo para 2º de Bachillerato opté por una solución intermedia (sí, a causa de la temida Selectividad): hacer pruebas únicamente de la teoría de los temas de Literatura una vez que los hubiéramos trabajado en clase y dedicarles sólo media hora a dichas pruebas.

Es decir: primero proporcionaba el tema teórico a mis alumnos (a través de una carpeta compartida ubicada en este blog). A continuación les proponía actividades diversas para que tuvieran que leer y trabajar el tema: concursos en los que ellos debían elaborar las preguntas, Visual Thinking, pequeñas investigaciones, exposiciones orales… Acabábamos siempre con la «prueba»: treinta minutos y sabiendo qué tema entraba porque era el que habíamos visto en clase. No estudiarlo era evidenciar que no lo habían trabajado y que había falta de interés.

(Aquí me gustaría hacer un inciso para decir que podría no haber hecho estas pruebas ya que, en Andalucía con el cambio del modelo de examen de Lengua en Selectividad, la pregunta teórica sólo valía, (vale) un punto, pero no iba a ser yo quien les dijera que no lo estudiaran. Los temas quedaron todos vistos, la decisión de estudiarlos o no estaba en sus manos.)

En el resto de niveles, hacía pequeñas pruebas para las que ni siquiera avisaba porque siempre las realizábamos tras acabar algún contenido interesante. Pero tampoco me convencía. Si es sin exámenes, debo evaluar sin exámenes, me decía a mí misma.

Resultados
Imagen libre de derechos tomada de Pixabay.

Resultados

Imagino que os interesará saber cómo fueron los resultados en Selectividad. La mayoría de mis alumnos aprobó Lengua. Alguno suspendió. De los alumnos que sacaron mejores notas hubo varios que estudiaron los temas teóricos con los Visual Thinking hechos en todo el curso. Y quiero contar la anécdota de una alumna que rozó el sobresaliente (8,75, creo recordar). Escogió la opción de examen donde la pregunta teórica era «La poesía desde los años 70 a nuestros días». No se había mirado ese tema, pero se acordó del trabajo que habíamos hecho en clase en el que habían tenido que investigar sobre las vertientes de la poesía actual, reflexionar sobre los modos de hacer y difundir la poesía hoy en día y habían tenido que intentar interactuar con un poeta actual y hacerle alguna pregunta en relación con su forma de escribir, sus orígenes… Todo esto lo expusimos en clase. Así es que decidió elaborar en el momento su respuesta. ¡Salió muy contenta! Y el resultado fue bastante bueno.

En los demás niveles el índice de aprobados aumentó ligeramente debido a lo que ya he dicho antes: de esta manera el alumno que trabaja obtiene un buen resultado frente al temible examen en el que, al que le cuesta más trabajo estudiar y memorizar, falla.

En la actualidad

Tampoco hago pequeñas pruebas. Actividades de diversa índole que voy evaluando o que van autoevaluando ellos. Visual Thinking, cuestionarios, realización de tareas en grupo, exposiciones orales, reflexiones sobre cuestiones de Lengua o Literatura, expresiones escritas, juegos… Todo se puede evaluar (bueno, la creatividad no aparece en ningún estándar, pero de eso hablaré en otro post) siempre y cuando busquemos la manera de hacerlo. Ahora, me fijo más en los criterios (y estándares) para elaborar las actividades que voy a evaluar, aunque todavía tengo que mejorar en este aspecto. Ahora (desde hace dos o tres cursos) también he desterrado el libro de texto de mis clases y me siento menos encorsetada (que me disculpen las editoriales), más libre.

Ahora mis alumnos trabajan más y mejor. Y yo más. Pero veo que aprenden, que disfrutan y que están relajados en clase. Al menos mi asignatura no les genera estrés.

A mí me merece la pena. Cuando vea que el método hace aguas, tendré que volver a pensar cómo hacerlo, mientras tanto, como CREO que funciona, sigo trabajando así. No es ni mejor ni peor que hacer exámenes. Es mi forma de enseñar.

enseñar
Imagen libre de derechos tomada de Pixabay.

¿Os gustaría compartir vuestras opiniones y/o experiencias al respecto? Os espero en los comentarios. Y si le echáis un vistazo al blog y a las actividades y os gustan, me encantará saberlo.

De cuando un vídeo del mester de juglaría se convirtió en viral

De cuando un vídeo del mester de juglaría se convirtió en viral

Esta semana ha sido rara y emocionante a la par: no todos los días cuelgas un vídeo en Twitter de una actividad de clase y se hace viral. De ahí surge este post, de un intento de reflexión sobre lo ocurrido y lo que seguirá ocurriendo… De cuando un vídeo del mester de juglaría se convirtió en viral: orígenes y conclusiones.

Los orígenes

Para hacer más interesantes las exposiciones orales que mis alumnos de 1º de Bachillerato debían hacer sobre la Literatura medieval, decidí buscar un formato y un nombre distintos. Ya sabemos que muchas veces, con sólo renombrar una actividad, obtenemos mucha más motivación e interés por ella que con el nombre «académico» u «oficial». Por ejemplo, hay veces que he querido trabajar la ortografía en clase. Si llego y digo que voy a hacerles copiar listas de palabras para mejorar su ortografía, seguramente sólo obtenga un «bua» por respuesta. Pero si digo que vamos a hacer un «concurso» de ortografía… la cosa cambia, de verdad.

Así es que, me pareció oportuno que la exposición oral adoptara el formato de las charlas TED. Los alumnos se convertirían en especialistas sobre un tema y, de algún modo, debían inspirar emoción por ese tema (como los auténticos ponentes TED).

Organicé los contenidos de la Literatura medieval hasta el siglo XV incluido y ofrecí el listado a mis alumnos. Tenían que elegir el tema que más le llamara la atención o les gustara. Muchos me preguntaron por algunos pues los desconocían. El proceso de selección fue interesante.

La charla tenía algunos requisitos que debían cumplir:

  • Durar cuatro minutos (segundo arriba, segundo abajo)
  • Realizarla sin leer ningún papel (o con un guion, a lo sumo, que no se debía tampoco leer, únicamente servir como apoyo)
  • Demostrar rigor y profundidad en el tema.
  • Podían darle el formato que quisieran.
  • Emplear un lenguaje adecuado.

La evaluaría con una rúbrica (si la quieres ver pincha aquí) que previamente les había proporcionado en la carpeta de materiales que comparto con ellos.

Entonces… ¿qué pasó?

Un alumno, Carlos, de uno de los dos grupos de 1º de Bachillerato que tengo, me dijo que se le había ocurrido una cosa y que… no me iba a contar nada más, que me quería sorprender.

Llegó el día, pedí voluntarios, Carlos salió el segundo, sacó su guitarra y puso una presentación en la pizarra. Un compañero suyo me animó a grabarlo. Carlos comenzó a tocar en la guitarra unos acordes que sonaban totalmente a música medieval y, al más puro estilo de los juglares, empezó a cantarnos su tema, que no era otro que el Mester de juglaría. El silencio en la clase era sorprendente. La música y Carlos con ella nos cautivaron. Pero cuando llegó al estribillo e hizo una comparación entre los juglares y los raperos modificando el ritmo y la música de la canción como si fuera un rap… Eso fue increíble. En realidad es de las cosas más increíbles que me han ocurrido en clase en estos dieciséis años que llevo trabajando como profesora.

¡Era perfecto! Pues la canción no sólo estaba bien compuesta, era pegadiza, se adaptaba a la idea del juglar, sino que también el contenido era lo que había pedido: hablaba sobre el mester de juglaría. ¡Carlos había asimilado los contenidos de la mejor manera posible, desde la práctica!

Al acabar, el aplauso fue atronador y lo único que pude decirle, para ir recuperándome un poco de la emoción, fue que si podía darle un abrazo. ¡Sí! Muchos han preguntado su obtuvo el diez. ¡Por supuesto!

El tweet viral

Dejé pasar unos días (tuvimos puente) y a la vuelta le dije que si le importaba que lo colgara en Twitter, como muestra del buen hacer en clase. Me dijo que no tenía problema.

Un martes por la tarde subí una parte del vídeo a mi cuenta de Twitter en la que comparto contenido educativo y actividades que hago con mis alumnos, pensando que le gustaría a unos cuantos profes de los que me siguen. Lo que pasó después fue increíble.

El vídeo empezó a tener muchos «me gusta» y mucha gente empezó a felicitarnos. Empecé contestando a todo el mundo (como intento hacer siempre), pero a la mañana siguiente, cuando abrí Twitter y vi las reproducciones y los «me gusta», me asusté. ¿Qué ha pasado? ¿Qué está pasando? Aquello se compartía y se comentaba a una velocidad que se escapaba a mi alcance. No podía contestar a todo el mundo que me había escrito. Me fui al instituto y comencé mi jornada con normalidad. A mitad de mañana me estaban intentando localizar por todas partes porque ABC quería publicar una noticia sobre el vídeo y querían hablar con Carlos y conmigo.

Fotografía libre de derechos tomada de Pixabay

Llamamos a los padres de Carlos, que no pusieron impedimento alguno en que saliera en el periódico y, al final de esa mañana estábamos en la edición digital de ABC. Pero es que, al día siguiente, varias cadenas de televisión y varios programas de radio querían venir al instituto, grabarnos, entrevistarnos, hablar de nosotros. Estuvimos dos horas y media atendiendo medios y, tengo que decir que mientras, las reproducciones y los «me gusta» seguían creciendo a un ritmo vertiginoso. Cada vez que lo mirábamos, nos sorprendíamos más porque parecía de película.

Hoy todavía siguen retwiteando y haciendo comentarios al vídeo, aunque, ni mucho menos al ritmo de los primeros días.

Bueno ¿y con todo esto, qué?

Con todo esto hemos vivido una experiencia única y que seguro nunca olvidaremos.

Además, con todo esto Carlos ha abierto puertas y ventanas para que lo conozcan y para expandir su música, su talento y su creatividad.

También nos ha dado, al menos a mí, sobre el poder que tienen las redes sociales a día de hoy. No se sabe muy bien el origen, pero cuando los engranajes de las redes empiezan a moverse… Hay que tener muy claro que ya no los puedes parar.

Para mí ha sido un orgullo que, después de todos los años que llevo trabajando, aprendiendo, intentando innovar y llevando la creatividad a mis clases, se haya reconocido mi trabajo. No nos pasa a todos los que estamos en la profesión, pero debería. Por eso me gustaría ser la cara visible de otros muchísimos que, igual que yo, no sólo creen en lo que hacen, sino que aman su trabajo, disfrutan con él y llevan el saber y el conocimiento a sus alumnos como mejor pueden.

«Compartir es vivir» dicen…

Fotografía libre de derechos tomada de Pixabay

Por eso este blog, por eso mi cuenta de Twitter y de Instagram, para compartir lo que a mí me funciona y le gusta a mis alumnos. Para que otros profes y otros alumnos puedan también deleitarse de actividades que nacen desde el corazón, con la intención de llegar a los corazones de mis alumnos y engancharlos.

Vista del Tweet

Por eso este blog, por eso mi cuenta de Twitter y de Instagram, para compartir lo que a mí me funciona y le gusta a mis alumnos. Para que otros profes y otros alumnos puedan también deleitarse de actividades que nacen desde el corazón, con la intención de llegar a los corazones de mis alumnos y engancharlos.

Y, por supuesto, porque hay que ofrecer ventanas para que se vea que dentro de las aulas hay personas maravillosas, creativas, motivadas, con interés… y no sólo esa juventud perdida de la que siempre se habla. A la juventud perdida también se la puede encontrar, también la podemos guiar, podemos y debemos ayudarlos a que no se desorienten, a que se aferren al conocimiento y buen uso del lenguaje como una de las armas más poderosas que hay; a que acudan a la Literatura como refugio, como consuelo, como diversión y fuente de entretenimiento.

La Lengua y la Literatura como faro de los jóvenes.

La cultura como uno de los pilares esenciales para construir la sociedad de hoy día.

Y todo esto… por un vídeo.

Annie en mis pensamientos

Annie en mis pensamientos

(Antes de leer la reseña… ¡Aviso! Puede haber algunos pequeños spoilers.)

Lo primero que me llamó la atención de Annie en mis pensamientos cuando cayó en mis manos fue la fecha de publicación, creía que era un libro actual, escrito desde el hoy y, sin embrago, me encontré una obra de 1982 (¡escrita hace 37 años!) que trata de la relación y del descubrimiento del amor entra dos chicas: Liza y Annie.

¿Quién nos cuenta la historia?

El libro está escrito a varias voces. Liza, narradora principal y una de las protagonistas, evoca cómo empezó todo, cómo conoció a Annie y cómo surgió el amor entre ellas casi sin darse cuenta (o quizás sí se daban cuenta, pero no querían admitirlo). Por otro lado, Liza, desde el presente escribe a Annie una carta en la que reflexiona sobre lo que las aleja en la actualidad y nos hace entrever el motivo de su separación unos meses atrás. Finalmente, un narrador en tercera persona mira a Liza escribir a Annie y se adentra en su mente y en su corazón.

Entre las tres voces y a caballo entre el pasado y el presente, conocemos a Liza y a Annie y todo lo que les ocurrió.

Un poco de reflexión…

Annie en mis pensamientos es una obra muy necesaria. Una historia de amor entre dos chicas. Liza y Annie se conocen y algo imperceptible, pero mágico ocurre. Es difícil de explicar hasta para ellas, que no le ponen nombre hasta mucho más adelante. ¡Qué fácil es para una pareja heterosexual enamorarse! No hay que asumir nada, ni darse cuenta de nada, es obvio que lo que sienten es amor. Sin embargo, ¡qué difícil resulta para dos chicos o para dos chicas, darse cuenta de que lo que están viviendo y experimentando, va más allá de la amistad, sobrepasa los límites de ella… de que es amor! Así, en la obra vamos descubriendo, a medida que Liza y Annie lo hacen, cómo se sienten. Está descrito de una manera tan delicada y tan tierna, que es imposible no enamorarse de los dos personajes y querer que consigan ser felices.

Pero…

Pero en todo relato amoroso siempre hay una dificultad, un problema, un agujero negro… y el de Liza y Annie no iba a ser menos, el descenso a los infiernos se va intuyendo a lo largo del libro en una trama secundaria sobre la escuela privada de Liza que se una a la principal y que hace estallar el desastre cuando ambas están completamente desarmadas.

Una montaña rusa de sensaciones, la subida es dulce, divertida; la caída… pone a Liza y a Annie y, por tanto, a los lectores, con el corazón en un puño o, más bien siguiendo el símil de la montaña rusa, con el estómago en la garganta.

Los libros son espejos donde mirarnos

¡Cuántos adolescentes, cuántos jóvenes, cuántas chicas no se habrán visto abocados a una historia como la de Liza y Annie! Sin referentes, sin apoyos y sin comprensión por parte de los demás. Con el monstruo del miedo acechándoles y estropeando un primer amor adolescente que sólo se vive una vez.

“La verdad nos hace libres” dice Liza cuando comprende y se hace fuerte para afrontar el amor. “Ya no hace falta que finjamos ser otras personas nunca más” dice Annie en otro momento de la narración. Ojalá que Liza, Annie y lo que vivieron sirva como aliciente a tantos chicos y chicas LGBT, que creen sentir diferente a los demás, para comprender que no son diferentes, que su amor no es distinto al del resto, que el amor, no tiene calificativos, porque es tan sólo eso… ¡AMOR!