
Annie en mis pensamientos
(Antes de leer la reseña… ¡Aviso! Puede haber algunos pequeños spoilers.)
Lo primero que me llamó la atención de Annie en mis pensamientos cuando cayó en mis manos fue la fecha de publicación, creía que era un libro actual, escrito desde el hoy y, sin embrago, me encontré una obra de 1982 (¡escrita hace 37 años!) que trata de la relación y del descubrimiento del amor entra dos chicas: Liza y Annie.
¿Quién nos cuenta la historia?
El libro está escrito a varias voces. Liza, narradora principal y una de las protagonistas, evoca cómo empezó todo, cómo conoció a Annie y cómo surgió el amor entre ellas casi sin darse cuenta (o quizás sí se daban cuenta, pero no querían admitirlo). Por otro lado, Liza, desde el presente escribe a Annie una carta en la que reflexiona sobre lo que las aleja en la actualidad y nos hace entrever el motivo de su separación unos meses atrás. Finalmente, un narrador en tercera persona mira a Liza escribir a Annie y se adentra en su mente y en su corazón.
Entre las tres voces y a caballo entre el pasado y el presente, conocemos a Liza y a Annie y todo lo que les ocurrió.

Un poco de reflexión…
Annie en mis pensamientos es una obra muy necesaria. Una historia de amor entre dos chicas. Liza y Annie se conocen y algo imperceptible, pero mágico ocurre. Es difícil de explicar hasta para ellas, que no le ponen nombre hasta mucho más adelante. ¡Qué fácil es para una pareja heterosexual enamorarse! No hay que asumir nada, ni darse cuenta de nada, es obvio que lo que sienten es amor. Sin embargo, ¡qué difícil resulta para dos chicos o para dos chicas, darse cuenta de que lo que están viviendo y experimentando, va más allá de la amistad, sobrepasa los límites de ella… de que es amor! Así, en la obra vamos descubriendo, a medida que Liza y Annie lo hacen, cómo se sienten. Está descrito de una manera tan delicada y tan tierna, que es imposible no enamorarse de los dos personajes y querer que consigan ser felices.
Pero…
Pero en todo relato amoroso siempre hay una dificultad, un problema, un agujero negro… y el de Liza y Annie no iba a ser menos, el descenso a los infiernos se va intuyendo a lo largo del libro en una trama secundaria sobre la escuela privada de Liza que se una a la principal y que hace estallar el desastre cuando ambas están completamente desarmadas.
Una montaña rusa de sensaciones, la subida es dulce, divertida; la caída… pone a Liza y a Annie y, por tanto, a los lectores, con el corazón en un puño o, más bien siguiendo el símil de la montaña rusa, con el estómago en la garganta.
Los libros son espejos donde mirarnos
¡Cuántos adolescentes, cuántos jóvenes, cuántas chicas no se habrán visto abocados a una historia como la de Liza y Annie! Sin referentes, sin apoyos y sin comprensión por parte de los demás. Con el monstruo del miedo acechándoles y estropeando un primer amor adolescente que sólo se vive una vez.
“La verdad nos hace libres” dice Liza cuando comprende y se hace fuerte para afrontar el amor. “Ya no hace falta que finjamos ser otras personas nunca más” dice Annie en otro momento de la narración. Ojalá que Liza, Annie y lo que vivieron sirva como aliciente a tantos chicos y chicas LGBT, que creen sentir diferente a los demás, para comprender que no son diferentes, que su amor no es distinto al del resto, que el amor, no tiene calificativos, porque es tan sólo eso… ¡AMOR!