Emoción en mi clase de Lengua

Emoción en mi clase de Lengua

Pues sí, puede haber emoción en la clase de Lengua. Puede haber lágrimas de risa y de sentimiento. Yo hoy las he conseguido. Y ha sido el mejor regalo de final de curso que mis alumnos han podido hacerme.

Hoy llevaba preparadas dos cosas especiales para hacer, en 2° de ESO, aunque no creía que fueran a resultar tan bien como lo han hecho.

¿Sabéis lo que ha creado emoción en mis clases?

Hoy llevaba pensado un teatro improvisado (ya he hablado de él en http://nuestraspalabrassonmagicas.com/actividades-expresion-oral-teatro-improvisado-la-caja-las-historias/), bueno, para ser sincera llevaba pensados dos, por si acaso uno no daba de sí mucho, tenía otro. Para el teatro improvisado siempre llevo pensada una situación, que se va desarrollando en la clase en función de lo que responden mis alumnos y cómo responden. En la primera situación un director de orquesta francés muy engreído, ponía a todo un conjunto de músicos y cantantes a montar un espectáculo donde todos tenían una función. Ha sido divertido porque la responsable española de los músicos ha querido sublevarse y brillar más que el pretencioso monsieur Harí Haró, cosa que este no ha permitido bajo ningún concepto.

En el segundo teatro improvisado ha vuelto Anselma, la mujer que iba a Choricillo del Campo en el primer teatro que hicimos. Ha bajado del autobús hy ha ido a Mercadona a comprar. Hasta ahí era lo que llevaba pensado, hemos terminado asistiendo al parto de trillizos de Joaquina, la mujer de mi primo Josemari, con bautizo incluido. Nos hemos reído un montón, se ha creado un momento de locura controlada que nos ha llevado a esa situación surrealista y tan divertida. Y al finalizar la clase, la reacción de una de mis alumnas:

«Maestra, si ya tenía claro que la asignatura de Lengua es la mejor, después de hoy no tengo ninguna duda. ¡Es la mejor!»

¡Qué satisfacción escuchar eso de una chiquilla de apenas catorce años! Solo por romper un rato con la monotonía de las explicaciones, fomentar la expresión oral improvisada y reírnos mucho.

¿Y en qué ha consistido el segundo momento?

El segundo momento de emoción del día ha sido con la otra cosa especial que llevaba preparada: una carta de despedida para mi otro grupo de 2° de ESO. Un grupo que a principio de curso era mi cruz y mi condena y que con el paso del tiempo hemos conseguido (entre ellos y yo) establecer una relación muy especial: he disfrutado con ellos explicando, corrigiendo, inventando… y conociéndolos y acompañándolos en un trocito del camino de sus vidas. Porque detrás de cada uno de ellos había una vida y una persona más allá de un mero alumno.

Ha sido una carta emotiva, donde había un mensaje para todo el grupo y mensajes particulares para cada uno de ellos. Una carta acompañada de música de fondo del gran Yiruma. Una carta que, me ha hecho emocionante y quebrar la voz en un momento de su lectura. Una carta que ha provocado lágrimas, pero de alegría y de emoción. Una carta que ha terminado con un silencio de emoción como nunca había visto.

Una carta que ha hecho que una de las alumnas a las que más he intentado apoyar y acompañar, se haya acercado a mí y, con toda la espontaneidad y el cariño del mundo, me haya dado un abrazo.

Así es que… ¿puede o no haber emoción en una clase de Lengua?

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