¿Es posible trabajar la creatividad en Bachillerato?
Mi respuesta es un sí rotundo. En la ESO y, sobre todo, en 1º o 2º dedicamos más tiempo a desarrollar actividades de tipo creativo con el alumnado. En 3º y 4º aún las seguimos haciendo, aunque en menor medida porque… empieza a pesarnos la «importancia» de «dar» todos los contenidos. Llega Bachillerato y parece que, ahora que los alumnos son más maduros y más capaces y que los hemos entrenado en ser creativos, ya no nos interesa o no nos importa o, si ponemos en una balanza «el temario» y en otra «la creatividad, ya sabemos quién gana de forma rotunda.
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Con todo esto no quiero decir que no tengamos que darle importancia a los contenidos que, por supuesto, la tienen, pero es verdad que un contenido teórico que no nos lleve a la práctica, a lo procedimental, a las destrezas, es un contenido venido a menos que podrá ser olvidado al pasar un tiempo, pues ya sabemos cómo funciona la memoria. Sin embargo, aquello que, no solo conocemos téoricamente, sino que hemos llevado a la práctica y hemos experimentado, eso sí que es más difícil de olvidar. Saber frente a saber hacer. El eterno debate.
Por eso yo creo que la creatividad en Bachillerato también debería ser trabajada para reforzar esos contenidos que queremos que nuestras alumnas y alumnos recuerden.
Cómo poner en práctica esa creatividad
Lo primero es que, por cuestiones que no vamos a discutir, el alumnado suele ser algo reacio a las actividades creativas porque «yo no tengo creatividad» dicen y repiten de forma individual y a coro. ¡Mentira!
Quizás no han tenido la oportunidad o el espacio para ser creativos. Tal vez una vez lo fueron y se les dijo que «así no es LA forma de hacerlo» (como si hubiera una única manera). O, a lo mejor, se les pide algo que no se les ofrece. (¿Cómo vamos a demandar creatividad si las tareas que les pedimos no lo son o nosotros mismos no fomentamos en nuestra propia práctica esa creatividad?)
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No es tan complicado, en serio. Solo hay que buscar el modo de que los contenidos, la teoría, no se queden en unos apuntes para memorizar. Yo me pregunto muchas veces ¿cómo puedo hacer para que mis alumnas y alumnos «palpen», «materialicen» lo que han aprendido? No quiero un examen, quiero que sean capaces de poner en práctica los contenidos para que luego los traigan a la memoria más fácilmente.
Un ejemplo puede ser realizar un Visual Thinking sobre el contenido estudiado. Este Visual Thinking tiene una premisas:
Solo puede desarrollarse en una carilla de un folio o a lo sumo dos.
Tiene que contener los aspectos esenciales del tema.
Todos los conceptos deben estar dibujados de forma sencilla.
El texto pasa a un segundo plano y si se puede evitar, mejor.
Muchos de mis alumnos y alumnas han estudiado la Selectividad con sus Visual Thinkings.
Poemas hechos al modo cernudiano
Este trimestre he puesto en práctica otra actividad que desarrolla la creatividad en Bachillerato y que les ha ayudado a fijar algunos contenidos: los «poemas hechos al modo cernudiano», título que nos recuerda a los Sonetos fechos al itálico modo del Marqués de Santillana. En esta obra, López de Mendoza (más conocido como Marqués de Santillana) intenta imitar los versos endecasílabos muy de moda en Italia.
Y si Santillana imitó los endecasílabos italianos (mejor o peor hechos, en esas cuestiones no vamos a entrar), ¿por qué mis alumnas y alumnos no imitan a Cernuda y así ponen en práctica ciertos elementos de su poesía?
Imagen propia. Alumnos de 2º de Bachillerato del curso 21-22. MG y ER.
Y dicho y hecho.
Para los «poemas hechos al modo cernudiano» utilizamos una rúbrica que los iba a guiar en la tarea y que les haría saber también con qué elementos iban a ser evaluados.
Imagen propia. Rúbrica generada con iDoceo.
Cada alumna/o debía componer un poema de, al menos, unos diez versos, que estuviera bien presentado, cuidando la expresión y la ortografía y que «mostrara» estas características de la poesía de Luis Cernuda:
Uso del verso libre y/o versículos.
Tratamiento de algún tema cernudiano.
Empleo de varias metáforas.
Muestra del contraste entre el deseo y la realidad.
Imagen propia. Cuaderno de la alumna ER.
¿No es esta una buena manera de practicar lo aprendido? ¿De hacerlo tangible? ¿De comprenderlo mejor? ¿De fomentar también la creatividad en Bachillerato?
Dar clases a través de una pantalla es algo difícil de digerir si lo tienes que hacer de un día para otro y nunca lo habías experimentado antes. Y si encima quieres que tus clases y tareas sean entretenidas y motivantes para tus alumnos (porque sabes lo que están viviendo) casi diría que es un deporte de riesgo.
Aun así, si algo tuve claro desde que comenzó la dichosa pandemia que nos confinó en nuestras casas y nos hizo reaprender a vivir y reencontrarnos con nosotros mismos y nuestros seres queridos, es que la creatividad, palabra estrella en mis clases, iba a ser uno de los motores de las propuestas que hiciera a mis alumnos para que siguieran su proceso de aprendizaje de una forma similar a como ya lo hacíamos en el aula y, además, los mantuviera activos, entretenidos y motivados. (También, dicho sea de paso, si las actividades que les proponía eran creativas, les resultaría mucho menos atrayente copiarse unos de otros porque se haría patente la copia)
En fin, que dándole vueltas a actividades diferentes y revisando ideas que tenía guardadas para hacer en un futuro, me topé con el knolling, algo que desde hacía mucho tiempo había querido llevar a la práctica, pero no había tenido la oportunidad de hacerlo ni se me había ocurrido cómo.
Knolling
¿KNOLLING? MENUDA PALABREJA… ¿EN QUÉ CONSISTE?
El knolling es una técnica fotográfica en la que se realiza una foto de un objeto descompuesto en sus distintas partes, ordenadas y dispuestas de forma especial. Lo característico de esta fotografía es que se hace desde un plano cenital, es decir, desde arriba. Así, si buscamos ejemplos de knolling por las redes, encontramos desde tecnología (aparatos electrónicos descompuestos; distintos modelos de teléfonos…), pasando por herramientas de bricolaje o, incluso, los elementos que alguien lleva en su maleta de viaje (ropa, complementos, libros…). Es decir, con un poco de imaginación, puedes hacer knolling de cualquier temática. Lo que no puedes olvidar nunca es que todos los elementos de la fotografía están organizados y ordenados. Su posición, su postura… todo está medido y estudiado en este tipo de imágenes.
Knolling
KNOLLING EN CLASE: IMAGEN, ORALIDAD Y EVALUACIÓN
Me resultó muy atrayente la idea de hacer knolling con mis alumnos, o más bien, la de proponerles que ellos hicieran knolling sobre la asignatura. Pero, claro, que sólo hicieran una fotografía relacionada con la materia de Lengua y Literatura, me parecía demasiado pobre e insulso, así es que decidí ir un poco más allá: no sólo harían una foto, sino que también tendrían que explicarla. Y como era ya casi final de curso, esa actividad nos podría servir para evaluar el curso y hacer un resumen de aquello que les había parecido más interesante, atractivo…
De modo que me encontré con una actividad en la que se trabajaba:
Lo visual y la creatividad, pues debían pensar el asunto de la imagen, los elementos que llevaría, cómo estarían dispuestos, por qué esos y no otros…
La oralidad, ya que deberían explicarme en un audio desde el significado de la foto hasta la elección de objetos y demás. Gracias a @imgende (Ingrid Mosquera, dinamizadora de formación en redes y descubridora de cientos de aplicaciones y recursos muy útiles en el aula) me pareció oportuno que usaran Vocaroo, una plataforma de grabación de audios extremadamente sencilla y con la peculiaridad de que, al tiempo, ese audio se borra y desaparece de la red.
La autoevaluación, puesto que en la foto tenían que plasmar un resumen de lo que había supuesto la asignatura para ellos, destacar lo que más les había gustado o elegir un tema o elemento que tuviera posibilidades a la hora de realizar la fotografía.
Con estar tres premisas ya tenía la actividad montada y sólo quedaba
perfilar algunos detalles y presentarla a los alumnos, a ver cómo funcionaba y
qué les parecía.
La actividad sería valorada con una rúbrica que creé yo misma y de la que los alumnos dispondrían desde el principio para poder ceñirse a los aspectos más importantes como la entrega a tiempo de la actividad; la calidad de la imagen; la calidad del audio; la duración del audio (entre dos y cuatro minutos); el cuidado en la entonación, fluidez, pronunciación…; la adecuación en la expresión; el contenido y la creatividad.
Rúbrica
Los audios debían estar estructurados en tres partes: presentación del alumno y de la actividad; desarrollo y explicación de la fotografía; conclusión y despedida.
EL RESULTADO
Knolling
Tengo que reconocer que cada vez que propongo una actividad de este tipo
a mis alumnos, superan mis expectativas con creces y en esta, no iban a ser
menos. Pero, si tuviera que destacar algo de manera especial sería:
La calidad de las fotografías y el interés con el que seleccionaron los elementos de los que se iba a nutrir la imagen y la creatividad de muchas de ellas.
El cuidado en la expresión en los audios: la correcta pronunciación, el ritmo tranquilo, pero sin pausas ni silencios.
Knolling
El feedback que recibí del alumnado respecto a esta actividad fue muy positivo, se sintieron libres para crear sus knolling y los correspondientes audios y, además, disfrutaron enormemente planificándolos y haciéndolos. Esto me lleva siempre a una misma conclusión: es necesario potenciar la creatividad en las aulas (físicas o virtuales), ya que el alumnado se implica más en el proceso de aprendizaje, este se convierte en un aprendizaje significativo y se sienten muy motivados y orgullosos de lo que pueden lograr.
Knolling
Este artículo fue publicado el 1 de octubre de 2020 en Ineverycrea. Al haber cerrado la página, lo vuelvo a publicar aquí íntegramente, tal cual apareció en ese momento.
Hace falta creatividad. Lo llevo diciendo desde hace mucho tiempo. Mis alumnos son creativos. También se lo digo a ellos constantemente. Pero ahora voy a hablar de la creatividad en los tiempos del coronavirus. (Como El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez)
La creatividad, según el DRAE, es la ‘facultad de crear’, en su primera acepción y ‘capacidad de creación’ en la segunda. El que crea algo es creativo. Y para crear no necesitamos más que usar nuestra imaginación. Crear es fácil porque no se ciñe a ningún patrón (¡cuántas veces habré repetido eso a mis alumnos!)
«Tenéis que hacer un folleto publicitario de una ciudad inventada»– les digo.
«¿Cómo? No sé. ¿Cómo lo hago? No tengo ni idea»– me contestan siempre.
«Pero si lo más fácil es inventar porque nadie os puede decir que está mal. Ha salido de vuestra imaginación y es lo que vosotros habéis querido que sea» — algunas caras de sorpresa, otras de incredulidad, algunos con la de «aún no me lo creo, no te quedes conmigo».
Así llevo muchos años diciéndoselo a mis alumnos y así lo digo ahora en esta «extraña» época que estamos viviendo: vamos a utilizar la creatividad para intentar salir medio cuerdos de todo esto.
Pocos profes están pidiendo tareas creativas a sus alumnos. Tareas que hagan que sus mentes se evadan de la realidad y que, por un rato, ayuden a que piensen en otra cosa, o mejor, que no piensen y que se dediquen a «crear».
Desde mi punto de vista, no se trata de volvernos locos y volverlos locos con cantidades ingentes de actividades que no seríamos capaces ni de hacer nosotros mismos en una hora de clase, (lo veo en mis alumnos, pero también lo veo en mis hijos). No se trata de avanzar materia y explicar con vídeos cosas que no hemos visto en clase, cuando nunca hemos usado el sistema Flipped (que, por otro lado, no consiste simplemente en colgar vídeos con contenidos que queremos enseñar y que aprendan). No se trata de abrumar, ni de agobiar… ¡NO!
Se trata de acompañar, se trata de hacer más llevadera la situación, se trata de mantenernos y mantenerlos ocupados, se trata de evadir nuestros pensamientos y liberarnos del «encierro». Y para hacer todo esto, lo que necesitamos es CREATIVIDAD.
Os mentiría si os dijera que no he mandado tareas a mis alumnos. He mandado alguna ficha de sintaxis en 2º de ESO, he mandado algunos ejercicios de morfología en 1º de ESO, he mandado sintaxis y reflexión lingüística en 1º de Bachillerato. Pero también les he mandado leer algún libro. Les voy a mandar ver alguna obra de teatro online. Quiero que hagan alguna actividad de escritura creativa y, por supuesto, les he ofrecido una versión del #Anticuaderno #yomequedoencasa.
Por ahora la tienen colgada en Classroom los de 2º de ESO, que son con los que trabajo el #Anticuaderno, pero a través del blog, de las redes sociales y del resto de mis grupos de Classroom la voy a ofrecer a todo el que quiera: alumnos de cualquier curso, antiguos alumnos, compañeros profes, madres y padres, a mi familia…
Así es que, la creatividad en los tiempos del coronavirus tiene que fluir y tenemos que dejarla brotar. Usemos nuestra mente para generar pensamientos positivos: rayos de sol para días de lluvia, como he querido llamar a estos pensamientos. He aquí mi propuesta.
Y os animo a todos los que queráis participar y que «creéis» algo, que compartáis vuestra experiencia o el producto final o vuestras sensaciones… en los comentarios del post, en Twitter o en Instagram, en Classroom, por mail, como sea, pero que saquéis vuestras emociones y nos hagáis partícipes a los demás de vuestra creatividad.
#Anticuadernoyomequedoencasa #claselenguaberta
Seguro que, al menos, pasamos un rato divertido y estamos entretenidos. Eso os lo garantizo.
Acabamos de terminar la literatura del siglo XVI en 1º de Bachillerato y creo que, tanto mis alumnos como yo, estamos muy contentos con el resultado. Os lo cuento.
¿En qué ha consistido?
En mi afán de abrir mis clases y de que mis alumnos aprendan muchos más contenidos y habilidades que no son los exclusivos de la asignatura de Lengua y Literatura, elaboré una secuencia didáctica para trabajar la literatura del siglo XVI con mis grupos de 1º de Bachillerato. El trabajo se componía de dos partes: primero, una investigación sobre el contexto del siglo XVI, sin ahondar en aspectos literarios; segundo, investigación sobre un autor, en algún caso obra, representativo del siglo XVI.
Contexto del siglo XVI
Esta primera parte del trabajo era más formal, ya que los alumnos debían investigar sobre el siglo XVI en, al menos, tres fuentes distintas (podían ser más, por supuesto) y sintetizar toda la información en un genial.ly, herramienta con un sinfín de posibilidades a la hora de hacer cualquier tipo de presentación. Mi intención no sólo era la de que se situaran en el siglo XVI y conocieran la política, cultura, economía, pensamiento… de esta época, sino que supieran plasmar todo eso de una forma visual y llamativa. Por ello, era obligatorio utilizar Genial.ly, para que aprendieran a manejar otra herramienta distinta y más versátil que las que están acostumbrados a emplear (digamos Power Point).
Todavía me queda por repetir muchas veces que una presentación debe ser VISUAL y que no pueden hacer diapositivas en las que sólo haya texto, en las que el texto sea más importante que la imagen o en las que no aparezcan elementos resaltados del textos. Pero ha habido un cambio notable en las presentaciones que hicieron en la primera evaluación y en estas. Todo se andará. Estamos en ello.
Tras la búsqueda de información y elaboración del genial.ly vinieron las exposiciones orales. Resultaron muy repetitivas y algo aburridas, claro, no se les ocurrió realizar las presentaciones de una forma más creativa. Esto me dio pie para presentar la segunda parte de la actividad en la que iban a tener que realizar todo un derroche de creatividad.
Puesta en escena sobre los autores del siglo XVI
De nuevo partían de la investigación, esta vez sobre la vida y la obra de un autor que les había asignado (o sólo de alguna obra):
Garcilaso de la Vega
Fernando de Herrera
San Juan de la Cruz
Fray Luis de León
Santa Teresa de Jesús
Fernando de Herrera
Miguel de Cervantes
Autores treatrales como Lope de Rueda, Juan del Encina, Gil Vicente, Torres Naharro y Lucas Fernández
La obra del Lazarillo de Tormes.
Una vez que recabaran toda la información que pudieran sobre la biografía del autor y su bibliografía debían hacer lo siguiente:
Preparar una puesta en escena donde el autor se presentara y expusiera su vida y su obra. Para ello podían seleccionar tres objetos que les parecieran representativos del autor e hilar la exposición a partir de la explicación de esos tres objetos.
Realizar un perfil de Instagram del personaje en cuestión en el que debían poner ocho fotos (caracterizados) de la biografía y otras ocho de la obra (momento de composición, inspiración…)
Además, o bien durante la puesta en escena o al final, tenían que presentar tres textos o fragmentos de las obras más importantes del autor y una breve interpretación de estos.
Por último, era esencial que incluyeran una actividad final motivadora para que la hicieran sus compañeros.
Ahora sí empezó a volar la creatividad y hemos tenido de todo, desde un Fray Luis un poco canalla porque no quería estudiar, hasta una máquina del tiempo que nos ha traído al autor en cuestión a clase, pasando por actuaciones estelares dignas de un Óscar: Garcilaso, Cervantes, el Lazarillo, San Juan…
También incluí una novedad. Generalmente los alumnos que no exponen o que no hacen la puesta en escena suelen distraerse y evadirse, así es que organicé las puestas en escena de modo que siempre había dos grupos tomando apuntes con las notas Cornell y otros dos coevaluando al grupo que estuviera haciendo la puesta en escena (así el feed-back no venía sólo de mi parte, sino de las compañeros y todos aprendían a ser más críticos con el trabajo de los compañeros y con el suyo propio)
Conclusiones
Les ha resultado más divertido, se han «picado» mucho haciendo las actividades finales (muchos grupos han hecho concursos con herramientas como Quizizz o Kahoot, ¡Bravo!), recuerdan mejor los datos más importantes al haber preparado, escuchado o anotado las exposiciones, se han reído mucho al elaborar los perfiles de Instagram de sus autores. También han tenido que emplear bastante tiempo en hacer las fotos (aunque menos que en estudiar) y ha habido algún que otro conflicto entre los miembros de algunos grupos, pero han aprendido a resolverlos y se han crecido después de superar sus problemas.
Competencia digital, competencia de aprender a aprender, competencia en comunicación lingüística, competencias sociales y cívicas, sentido de la iniciativa, conciencia y expresiones culturales… Un resultado muy enriquecedor.
(Si queréis ver las fotos completas, pinchad aquí)
Esta semana ha sido rara y emocionante a la par: no todos los días cuelgas un vídeo en Twitter de una actividad de clase y se hace viral. De ahí surge este post, de un intento de reflexión sobre lo ocurrido y lo que seguirá ocurriendo… De cuando un vídeo del mester de juglaría se convirtió en viral: orígenes y conclusiones.
Los orígenes
Para hacer más interesantes las exposiciones orales que mis alumnos de 1º de Bachillerato debían hacer sobre la Literatura medieval, decidí buscar un formato y un nombre distintos. Ya sabemos que muchas veces, con sólo renombrar una actividad, obtenemos mucha más motivación e interés por ella que con el nombre «académico» u «oficial». Por ejemplo, hay veces que he querido trabajar la ortografía en clase. Si llego y digo que voy a hacerles copiar listas de palabras para mejorar su ortografía, seguramente sólo obtenga un «bua» por respuesta. Pero si digo que vamos a hacer un «concurso» de ortografía… la cosa cambia, de verdad.
Así es que, me pareció oportuno que la exposición oral adoptara el formato de las charlas TED. Los alumnos se convertirían en especialistas sobre un tema y, de algún modo, debían inspirar emoción por ese tema (como los auténticos ponentes TED).
Organicé los contenidos de la Literatura medieval hasta el siglo XV incluido y ofrecí el listado a mis alumnos. Tenían que elegir el tema que más le llamara la atención o les gustara. Muchos me preguntaron por algunos pues los desconocían. El proceso de selección fue interesante.
La charla tenía algunos requisitos que debían cumplir:
Durar cuatro minutos (segundo arriba, segundo abajo)
Realizarla sin leer ningún papel (o con un guion, a lo sumo, que no se debía tampoco leer, únicamente servir como apoyo)
Demostrar rigor y profundidad en el tema.
Podían darle el formato que quisieran.
Emplear un lenguaje adecuado.
La evaluaría con una rúbrica (si la quieres ver pincha aquí) que previamente les había proporcionado en la carpeta de materiales que comparto con ellos.
Entonces… ¿qué pasó?
Un alumno, Carlos, de uno de los dos grupos de 1º de Bachillerato que tengo, me dijo que se le había ocurrido una cosa y que… no me iba a contar nada más, que me quería sorprender.
Llegó el día, pedí voluntarios, Carlos salió el segundo, sacó su guitarra y puso una presentación en la pizarra. Un compañero suyo me animó a grabarlo. Carlos comenzó a tocar en la guitarra unos acordes que sonaban totalmente a música medieval y, al más puro estilo de los juglares, empezó a cantarnos su tema, que no era otro que el Mester de juglaría. El silencio en la clase era sorprendente. La música y Carlos con ella nos cautivaron. Pero cuando llegó al estribillo e hizo una comparación entre los juglares y los raperos modificando el ritmo y la música de la canción como si fuera un rap… Eso fue increíble. En realidad es de las cosas más increíbles que me han ocurrido en clase en estos dieciséis años que llevo trabajando como profesora.
¡Era perfecto! Pues la canción no sólo estaba bien compuesta, era pegadiza, se adaptaba a la idea del juglar, sino que también el contenido era lo que había pedido: hablaba sobre el mester de juglaría. ¡Carlos había asimilado los contenidos de la mejor manera posible, desde la práctica!
Al acabar, el aplauso fue atronador y lo único que pude decirle, para ir recuperándome un poco de la emoción, fue que si podía darle un abrazo. ¡Sí! Muchos han preguntado su obtuvo el diez. ¡Por supuesto!
El tweet viral
Dejé pasar unos días (tuvimos puente) y a la vuelta le dije que si le importaba que lo colgara en Twitter, como muestra del buen hacer en clase. Me dijo que no tenía problema.
Un martes por la tarde subí una parte del vídeo a mi cuenta de Twitter en la que comparto contenido educativo y actividades que hago con mis alumnos, pensando que le gustaría a unos cuantos profes de los que me siguen. Lo que pasó después fue increíble.
El vídeo empezó a tener muchos «me gusta» y mucha gente empezó a felicitarnos. Empecé contestando a todo el mundo (como intento hacer siempre), pero a la mañana siguiente, cuando abrí Twitter y vi las reproducciones y los «me gusta», me asusté. ¿Qué ha pasado? ¿Qué está pasando? Aquello se compartía y se comentaba a una velocidad que se escapaba a mi alcance. No podía contestar a todo el mundo que me había escrito. Me fui al instituto y comencé mi jornada con normalidad. A mitad de mañana me estaban intentando localizar por todas partes porque ABC quería publicar una noticia sobre el vídeo y querían hablar con Carlos y conmigo.
Fotografía libre de derechos tomada de Pixabay
Llamamos a los padres de Carlos, que no pusieron impedimento alguno en que saliera en el periódico y, al final de esa mañana estábamos en la edición digital de ABC. Pero es que, al día siguiente, varias cadenas de televisión y varios programas de radio querían venir al instituto, grabarnos, entrevistarnos, hablar de nosotros. Estuvimos dos horas y media atendiendo medios y, tengo que decir que mientras, las reproducciones y los «me gusta» seguían creciendo a un ritmo vertiginoso. Cada vez que lo mirábamos, nos sorprendíamos más porque parecía de película.
Hoy todavía siguen retwiteando y haciendo comentarios al vídeo, aunque, ni mucho menos al ritmo de los primeros días.
Bueno ¿y con todo esto, qué?
Con todo esto hemos vivido una experiencia única y que seguro nunca olvidaremos.
Además, con todo esto Carlos ha abierto puertas y ventanas para que lo conozcan y para expandir su música, su talento y su creatividad.
También nos ha dado, al menos a mí, sobre el poder que tienen las redes sociales a día de hoy. No se sabe muy bien el origen, pero cuando los engranajes de las redes empiezan a moverse… Hay que tener muy claro que ya no los puedes parar.
Para mí ha sido un orgullo que, después de todos los años que llevo trabajando, aprendiendo, intentando innovar y llevando la creatividad a mis clases, se haya reconocido mi trabajo. No nos pasa a todos los que estamos en la profesión, pero debería. Por eso me gustaría ser la cara visible de otros muchísimos que, igual que yo, no sólo creen en lo que hacen, sino que aman su trabajo, disfrutan con él y llevan el saber y el conocimiento a sus alumnos como mejor pueden.
«Compartir es vivir» dicen…
Fotografía libre de derechos tomada de Pixabay
Por eso este blog, por eso mi cuenta de Twitter y de Instagram, para compartir lo que a mí me funciona y le gusta a mis alumnos. Para que otros profes y otros alumnos puedan también deleitarse de actividades que nacen desde el corazón, con la intención de llegar a los corazones de mis alumnos y engancharlos.
Vista del Tweet
Por eso este blog, por eso mi cuenta de Twitter y de Instagram, para compartir lo que a mí me funciona y le gusta a mis alumnos. Para que otros profes y otros alumnos puedan también deleitarse de actividades que nacen desde el corazón, con la intención de llegar a los corazones de mis alumnos y engancharlos.
Y, por supuesto, porque hay que ofrecer ventanas para que se vea que dentro de las aulas hay personas maravillosas, creativas, motivadas, con interés… y no sólo esa juventud perdida de la que siempre se habla. A la juventud perdida también se la puede encontrar, también la podemos guiar, podemos y debemos ayudarlos a que no se desorienten, a que se aferren al conocimiento y buen uso del lenguaje como una de las armas más poderosas que hay; a que acudan a la Literatura como refugio, como consuelo, como diversión y fuente de entretenimiento.
La Lengua y la Literatura como faro de los jóvenes.
La cultura como uno de los pilares esenciales para construir la sociedad de hoy día.